Recuerdos de Caravelí, mi tierra querida

 

Caravelí, el año 1950, era un pueblo muy tranquilo. Lo que pasaba en Lima, América o el mundo no era conocido por nosotros los caravileños. Europa y el mundo habían salido de la Segunda Guerra Mundial y Estados Unidos le declaraba la guerra a Corea. Manuel A. Odría era presidente del Perú; en 1948, en una revolución en Arequipa, destituyó al presidente José Luis Bustamante y Rivero que había sido elegido presidente el año 1945. En 1950, en elecciones, Odría triunfa y gobierna hasta julio de 1956.

En esa década, Caravelí (Arequipa) tenía su calle grande que era el centro de la ciudad donde vivían las familias diríamos de mayor poder adquisitivo. La familia Valdiviezo, la familia Gonzales, la familia Andía, la familia Navarro (Óscar), la familia Arias (Jorge Arias), la familia Rodríguez (Aparicio Rodríguez), la familia Beltrán (César y Luis), la familia Velarde (Raúl), la familia Salazar (don Manuel), etc. En esta calle había grandes tiendas, como la de don Alberto Gonzales, Óscar Montoya, don Salvador Salemne (el Turco), así como una pequeña fábrica de gaseosas de don Eduardo Valdiviezo.

En los meses de marzo, llegaban los llameritos que venían desde Sayla y Apurímac en sus llamas; ellos traían chuño, quinua y charqui para hacer trueque con higo seco. Generalmente eran dos arrobas de higo seco por una arroba de chuño. En esos años de la década del 50, en Caravelí llovía mucho; las lluvias comenzaban los primeros días de enero y terminaban en marzo; el río siempre estaba cargado, las entradas eran por la quebrada de Chuñuño y Macha, los alrededores de los ríos estaban llenos de chilcos, molles y huarangos.

La gente caravileña se dedicaba a la agricultura. En los meses de enero se sembraba papa, maíz o frejol y se cosechaba en el mes de abril. También había grandes viñedos, cuyas cosechas eran llevadas a los lagares para ser convertidas en vino y pisco; de estos teníamos en el Gentilar, Colca, Cuyo Cuyo, Caspaya, Chirisco, la Cantera y la huarca.

En el mes de setiembre, se sembraba el trigo que era cosechado en el mes de diciembre.

La economía caravileña era en ese entonces una economía de autoconsumo y trueque. Se compraba en las tiendas arroz, fideos y algunas especies; el consumo de estos productos era muy bajo. Las familias tenían su maíz, papas, trigo, chuño, charqui y harina. El trigo que salía en el mes de diciembre, una parte se lo llevaba al molino para hacer la harina y tener este insumo para los carnavales, cuando se hacían los dulces: bizcochos, rosquitas, pan de manteca, bizcochuelos, pasteles, etc. La manteca se la obtenía del engorde de los chanchos con higos, maíz y restos de comida.

En Caravelí había dos panaderías conocidas que hacían el pan caravileño todos los días. Eran las de la señora Otilia Coronado (todavía sigue la tradición gracias a su hijo, amigo y tocayo mío, el famoso Roco) y la panadería de la señora Juana Rodríguez de Almanza. Su esposo era don Alfredo Almanza, quien se desempeñaba como cartero. Todas las mañanas, muy temprano, íbamos a hacer nuestras colas para comprar el pan que recién salía del horno.

Reseñadas estas costumbres, vuelvo al espacio tiempo del año 1951. La vida de un muchacho caravileño era levantarse temprano e ir a la chacra, segar, dar de comer a los animales que uno tenía (una vaca, caballo, acémila), luego traer la vaca para que la mamá la ordeñe y con esa leche preparar el desayuno. Ya la mamá o el hermano o la hermana había comprado el pan que acompañado de su queso, aceituna y algunas veces su pedazo de charqui con su papa sancochada se desayunaba, para luego partir al colegio. Recuerdo que el año 1951, a los 7 años, conocí las primeras letras del abecedario y luego el silabario en la escuelita del Alto Molino; ahí enseñaba la Srta. Rosa Sarmiento. Se llamaba Alto Molino porque al costado había un molino (quimbalete) que movido por la caída del agua molía mineral que contenía oro. El dueño de este quimbalete era la familia Dorrego. Digo fue porque en ese año 1951 ya no funcionaba, ya que la familia Dorrego había migrado a Lima pienso con una fortuna obtenida informalmente.

En el año 1952, ingresé a la escuela primaria de varones #1401. El director era el profesor Aníbal Villena. La escuela funcionaba donde actualmente está construido el complejo deportivo. Mi escuela para mí era hermosa. La entrada tenía una puerta grande y a ambos lados había muros de adobe que terminaban en un techo. Las paredes eran de adobes cruzados con columnas cada 4 metros. Creo que esta fachada tenía unos 80 metros. Cruzabas la puerta e ingresabas por una vereda de piedra laja de unos dos metros de ancho, a ambos lados había jardines. Esta vereda era de unos 20 metros que empalmaba con 3 pasos para subir al nivel donde estaban la dirección y los salones de clase. Pasabas por un hall donde a la mano derecha, al fondo, estaban transición y primer grado. Y en el mismo hall, segundo grado y, a la mano izquierda, estaba tercer grado. Volteabas a la derecha y estaban los salones de cuarto y quinto grado, y al fondo el baño o excusado. Al costado de estos salones, había un corredor de unos dos metros de ancho; estos rodeaban el famoso patio de recreo de un área aproximada de 80m x 20m: 1600 m2. Aquí había una cancha para jugar básquetbol, pero donde también jugábamos la famosa “pesca” a la cual siempre hace referencia mi apreciado amigo Marcel Navarro Arias; también se jugaba al trompo, bolas, el ketche, bolas al ñoquito, etc.

En el recreo podíamos salir a comprar a las dos tiendas que había al frente: la de la señora Dorila y la de la tía Trinidad, donde comprábamos nuestro pan con chancaca, la chicha de jora dulce que era exquisita, los dulces (bizcocho, maicillos, alfajor, rosquitas, bollitos); y algunos corríamos a la tienda de doña Floriza (frente a la iglesia de la Virgen del Buen Paso) donde comprábamos los alfeñiques que eran deliciosos. Algunos compañeros no salían porque llevaban su fiambre que podía ser habas, higo seco, pasas, etc. Los años que pasé en esta escuela junto a mis compañeros son años inolvidables que nunca más volverán, comenzando desde transición con el profesor Ángel Pulcha, un maestro educado en la Universidad San Agustín. Era buen maestro con una buena técnica de enseñanza. En este año recuerdo que se utilizaban las láminas de Lola y Pepe. Como me referí al inicio, el general Odría había dado impulso a la educación y a Caravelí llegó el incentivo de mejorar la enseñanza. Aquí recuerdo a compañeros como Lalo y Manuel Beltrán. En transición y primaria, que enseñaba el profesor Ángel Pulcha, aprendí a leer y a escribir perfectamente. Sin resaltar mi ego, debo decir que el profesor Pulcha le decía a mi padre que era “una navaja”. Con conocimientos y ya más formado, ingresé al segundo año en el que fue mi profesor el director de ese entonces, don Aníbal Villena. En este año ya nos empezaron a enseñar a sumar, restar, multiplicar, así como algo de historia. Aquí tengo que mencionar como compañeros a Julián Navarro (creo que lo crio don Fidel Salinas). El profesor Aníbal Villena lo mandaba a segar alfalfa para el chanchito que tenía el mismo profesor. También tengo que recordar que este era muy estricto y castigador. Nosotros a las 8 a.m. teníamos que estar en el aula sentados y en silencio. Si había una tardanza o algo raro, nos mandaba a colocar en fila india y con su martincito nos hacía ingresar al salón. Recuerdo que, una de estas veces, Manuel Salazar Fajardo recibió un tremendo latigazo que, en lugar de entrar, salió corriendo y gritando y se fue a su casa. Al rato regresó con su madre, doña Pascuala, y se armó las de san quintín. Doña Pascuala le dijo, aparte de muchas “golosinas”, que lo iba a denunciar. Yo creo que la amenaza surtió efecto porque posteriormente el profesor Benjamín Andía fue el director.

Era el año de 1955 y el general Manuel Odría, presidente del Perú, hizo algo digno de mencionar. En nuestro querido Caravelí, en esa época, había mucha avispa, chinches, piojos, gallinazos, lagartijas, moscas, etc. Lo que pasó es que hubo fumigación con el famoso DDT que ahora está prohibido. Pasaron los meses y no quedó uno de los bichos mencionados anteriormente. Sin embargo, creo que nuevamente están regresando.

Se acercaba el cambio de gobierno. El año de 1956 entraría al poder el Dr. Manuel Prado Ugarteche. En este año, cursaba el 3ro de primaria. Nuestro profesor era don Godoberto Valdiviezo, un maestro con vocación, estricto y disciplinado. Un profesor de temer, había que estar con las orejas bien paradas. Aquí tengo que mencionar a varios compañeros, algunos que ya nos han dejado como Armando Rosas, Julián Navarro, “Dinamita”, otros como mi tocayo Roco, los hermanos Eleazar y Juan Gonzales, Segundo Jiménez, etc.

Aquí hay dos anécdotas que contar. Pero primero debo decir que nuestro profesor Godoberto Valdiviezo era estricto en la clase, pero enamorador y bailarín, ya que sabía bailar el tango muy bien.

Aquí van las dos anécdotas:

a.-Estábamos en clase, el profesor estaba en la pizarra con su tiza, la puerta estaba cerrada y nosotros estábamos con las orejas bien paradas. En eso tocaron a la puerta, mandó abrir y se presentó don Enrique (de la banda de los Tunales) con su hijo, saludó y le dijo al profesor Godoberto que traía a su hijo para que le enseñe y lo encamine ya que era muy lento. El profesor le contestó que no se preocupara, que le iba a poner una dinamita. A partir de ese momento, su nombre fue el de “Dinamita” (que en paz descanse, amigo compañero).

b.-Un día de clase, el profesor Godoberto estaba en la pizarra de espaldas haciendo una operación de multiplicación. Cuando alguien hizo algo (ese alguien era Segundo Jiménez). El profesor volteó y encontró infraganti al compañero, y agarró su pito, que lo tenía en el pupitre, y se lo tiró al compañero. Sin embargo, este no fue a dar al objetivo deseado sino a un tintero que saltó manchando cuadernos y alumnos; debo decir que aquí, en el tercer grado, como carpetas se usaban mesas grandes, eran seis y nos sentábamos alrededor de ellas. Es así que el pito que tiró el profesor pasó por mi delante, ya que a mi costado se sentaba Segundo Jiménez.

El 4to de primaria fue un año en el cual ya me sentía un hombrecito, ya razonaba, pensaba, podía ver lo que sucedía a mi alrededor; sabía cuáles eran mis deberes y obligaciones. Tuve la suerte de tener nuevamente como profesor a Ángel Pulcha y ya nos enseñaban Geografía, Historia, Educación Cívica, Naturaleza (Botánica y Animal). Aquí tengo que recordar a mi amigo Eduardo Huamaní, Edin Neyra. En este año, yo pude apreciar los campeonatos de básquet y vóley que se realizaban en el colegio, para eso venían las alumnas del colegio de mujeres #1402. En el cuadro de básquet masculino jugaba Carlos Valdiviezo, Benjamín Andía Abuid (Mincho). Eran tardes muy bonitas que se repetían dos o tres veces al año.

Llega el año de 1957, Caravelí sigue igual, no hay ningún cambio. Se conoce muy poco de lo que sucede en otros lugares del Perú, como de la capital Lima y el mundo.

Caravelí se comunica por telégrafo y el correo que lo tiene don Saúl Neyra Ampuero y que es una vez a la semana hasta Chala. Su carretera es una trocha. Algunas veces veíamos películas que traía el Chino Olazábal y las pasaba en el local de doña Zoila Chávez, esposa de nuestro querido Oswaldo Guerrero. Ahí pasaban las series de Tarzán, el Llanero Solitario, Roy Rogers, donde la pasábamos felices cuando el joven rescataba de los indios a alguien que estaba en peligro. Además, una película que recuerdo que vi fue “La vida en un hilo”.

Posteriormente, don Saúl Neyra comenzó a pasar películas de la época del cine de oro mexicano, con grandes actores y actrices. Arturo de Córdova, Emilio Tuero, Fernando Fernández, el charro Pedro Infante con su última canción “Flor sin retoño”. Este artista murió en 1957 en un accidente de aviación, mientras manejaba su avión. Otros actores eran Jorge Negrete, Pedro Armendáriz y las actrices Carmen Sevilla, Sarita Montiel, Libertad Lamarque, Zully Moreno, Emilia Giu, Elsa Aguirre, Rosita Quintana, Ana Bertha Lepe que fue miss México.

Debo recordar que cuando se pasaban las películas en el local de la señora Zoila, los que no teníamos dinero para entrar por la puerta, algunos lo hacíamos por la acequia o por la parte de atrás, donde se cruzaba la huerta de don Alfredo Navarro y se llegaba a la cocina donde se agarraba algo para luego pasar. Después había que saltar la pared e ingresar al baño, y entrar al patio donde se proyectaba la película.

 

Costumbres que no deben olvidarse

Antes de entrar al tema, haré una breve reseña del espacio tiempo histórico en que se vivía.

Creación de la provincia de Caravelí: Caravelí fue elevada a villa por ley el 9 de noviembre de 1839 y luego a categoría de ciudad por ley el 2 de setiembre de 1870. El 22 de febrero de 1935, mediante ley #8004, el general Óscar R. Benavides crea la provincia de Caravelí. A la muerte (asesinato) del general Luis M. Sánchez Cerro, el congreso constituyente eligió a Benavides como presidente constitucional el 30 de abril de 1933. Luego transfirió el mando el 8 de diciembre de 1939 al Dr. Manuel Prado y Ugarteche.

Toponimia: Caravelí procede de las palabras quechuas “Cjara Hualli” que significa mandil de cuero, es decir, hombre con mandil de cuero. Según la tradición, los primeros habitantes de Caravelí se cubrían con vestidos de cuero de guanacos.

Caravelí tiene 13 distritos: Lomas, Bella Unión, Jaqui, Acarí, Yauca, Atiquipa, Chala, Huanuhuano, Cháparra, Quicacha, Atico, Caravelí, Cahuacho. Caravelí tiene un clima primaveral todo el año.

El 9 de setiembre de 1939 se iniciaba la Segunda Guerra Mundial con la invasión de Alemania a Polonia. Y terminaría en el año 1945 con el tratado de paz de Versalles. En el Perú, por su parte, es elegido presidente el Dr. Manuel Prado y Ugarteche para el periodo 1939-1945. Durante su mandato se firmó el Protocolo de Río de Janeiro, el 29 de enero de 1942, con la república de Ecuador, siendo garantes de este Estados Unidos, Brasil, Argentina y Chile.

En el año 1945, el Dr. José Luis Bustamante y Rivero es elegido presidente para el periodo 1945-1950. Bustamante y Rivero es el adalid de las 200 millas marítimas. Sin embargo, el general Manuel Apolinario Odría hace una revolución en Arequipa y destituye a Bustamante y Rivero el año 1948. El año 1950, Odría lanza su candidatura a la presidencia de la República y es elegido presidente para el periodo 1950-1956. En el año 1950 se inicia la guerra entre Estados Unidos y Corea. Esta guerra permitió que el precio de los minerales subiera, especialmente el del cobre. Esto dio lugar a que nuestros ingresos por exportaciones se incrementaran, lo que permitió que el gobierno del general Manuel A. Odría hiciera grandes obras de infraestructura. Construyó la carretera Panamericana, creó las unidades vecinales de vivienda y las grandes unidades escolares para hombres: Ricardo Palma (Surquillo), Alfonso Ugarte (San Isidro), Melitón Carbajal (Lince), Bartolomé Herrera (San Miguel), Ricardo Bentín (El Rímac). Para mujeres, el Teresa Gonzales de Fanning (Jesús María), Elvira García y García (Breña), Juana Alarco de Dammert (Miraflores). También construyó el ministerio de Educación en el parque Universitario, llamado así porque ahí se encuentra la casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En esa época el ministerio de Educación era el edificio más alto del Perú; también construyó el ministerio de Economía (avenida Abancay), el ministerio de Trabajo (avenida Salaverry) y el ministerio de Fomento, hoy ministerio de Transportes (avenida Wilson y 28 de Julio).

El Dr. Manuel Prado y Ugarteche es elegido presidente para el periodo 1956-1962. Fue un gobierno oligárquico, pero durante su mandato, en abril del año 1960, se fundó, en Caravelí el Colegio Nacional Independencia del Perú, cuyo primer director fue el Dr. Mario Delgado Paredes.

Prado fue derrocado mediante un golpe de estado el 17 de julio de 1962, once días antes de su término, alegando que se había cometido fraude electoral al salir victorioso el Partido Aprista Peruano, cuyo candidato era Víctor Raúl Haya de la Torre que compitió con Fernando Belaunde Terry. El 18 de julio juraba, al mediodía, la Junta Militar integrada por cuatro presidentes: los generales Ricardo Pérez Godoy, Nicolás Lindley López, el teniente general FAP Vargas Prada y el vicealmirante Juan Francisco Torres Matos. El 3 de marzo de 1963, Nicolás Lindley reemplaza al general Pérez Godoy y, tras nuevas elecciones, entrega el mando al arquitecto Fernando Belaúnde Terry el 28 de julio de 1963. Belaúnde nacionalizó la Caja de Depósitos y Consignaciones; puso en marcha el sistema de Cooperación Popular y restituyó las elecciones municipales. En su gobierno, surgieron movimientos guerrilleros (1965) (De la Puente y Uceda, Hugo Blanco). El 3 de octubre de 1968, es destituido por un golpe militar encabezado por el general Juan Velazco Alvarado.

A continuación, la reseña de este relato de costumbres no son los que me han contado, sino lo que yo viví y gocé. En las fiestas navideñas, en el mes de diciembre, la mayoría de las casas hacía su nacimiento esperando la venida del niño Jesús. Con anticipación en unas latas de leche las llenaba de tierra y las sembramos de trigo. Los nacimientos más grandes y hermosos eran el nacimiento preparado por la tía Trinidad Neyra adonde llegaban los 3 Reyes Magos a adorar al niño Jesús, después de haber ingresado a la catedral a rendir homenaje al niño. Esto era el 6 de enero. Como dije anteriormente, terminada la fiesta navideña, el pueblo de Caravelí se preparaba para rendir homenaje a la patrona de Caravelí, la Virgen del Buen Paso, cuya fiesta se iniciaba con las novenas del 23 de enero al 5 de febrero. Son 9 noches de novenas (del 23 al 31) y el 1 de febrero las vísperas y el 2 la procesión central.

La Virgen del Buen Paso fue traída de las Islas Canarias en el año de 1630.

Estamos en el año 1593, en Sevilla, donde nace Álvaro Andía. Cuando tuvo 20 años decidió ser pescador. Cuando tenía 28 años sale en la tarde a hacer su trabajo rutinario. Habiendo llegado al lugar indicado, lanza las redes. Horas después, queda dormido, despertando a la una de la mañana del siguiente día y ve en su red abundante pescado. Recoge las redes e inicia el retorno teniendo como guía una lucecita, pero Álvaro se da cuenta que se encuentra frente a las costas de las Islas Canarias. Al llegar cerca a los peñascos, las aguas se ponen bravas y no puede desembarcar, y ve que aquella luz misteriosa que era su guía nace de una pequeña imagen. Álvaro piensa que está en un mundo irreal: un misterioso viento aparece balanceando a la pequeña embarcación, una fuerte lluvia acompañada de rayos y truenos invaden la zona. Álvaro, extenuado de remar para llegar a la tierra, ve a la pequeña imagen e inclina la cerviz y en tono respetuoso se encomienda a dios. Las aguas del mar se violentan más, los remolinos del viento crecen, las negruzcas nubes oscurecen. Álvaro, temeroso e impotente, oye una voz celestial que le dice: “¡Álvaro, ven sácame de aquí!”. Él le contestó: “No puedo desembarcar”. “¡No temas, da el paso y ven sácame de aquí!”. La voz misteriosa invadió la conciencia de Álvaro que se encontraba en zozobra de la desesperación. En aquel instante las aguas se retiraron quedando la barca en terreno seco, los vientos se calmaron, la luz del sol apareció por encanto. Álvaro, absorto por lo que veía, inmediatamente saltó a tierra como pájaro libre de su jaula y corrió cuanto pudo a la gruta donde se encontraba aquella imagen. La tomó en sus brazos. Era la imagen de una virgen. Esta le dijo: “Llévame al nuevo mundo, al pueblo de Caravelí, yo te guiaré”. Álvaro cogió a la virgen y estando en su barca comenzaron con el viaje hasta llegar al Puerto de Moguer. Álvaro desembarcó feliz de arribar a su casa, marcó en el almanaque dentro de un círculo 3 de febrero. Él vio que no era una simple imagen, se trataba de la Virgen María tallada en ébano de África.

Transcurrieron 7 años y Álvaro estaba decidido a cumplir la promesa de llevarla al Nuevo mundo, a Caravelí. Álvaro se preguntaba cómo sería Caravelí. Él deliraba pensando en conocer la tierra desconocida y prometida. El 8 de enero de 1628, dejó su patria, su casa, sus padres, para embarcarse con destino al Nuevo mundo. Pasaron 54 días y llegaron a Panamá, donde lo acusan de ladrón, sacrílego, por tener una imagen de la virgen. Estando prisionero, Álvaro escuchó una voz que le decía: “¡Álvaro, levántate, ya es hora, vamos!”. Como estaba sujeto por cadenas y grilletes, contestó: “No puedo. Como vez, estoy prisionero”. La Virgen le dice: “¡Da un paso y vamos!”.

Así fue. Álvaro fascinado y obediente se levantó del suelo. Esta escena de estar encarcelado y ser liberado inusitadamente se repite 22 veces a través de los diferentes pueblos de la costa del Pacífico. La fe de llegar al pueblo prometido fue tanta, que llegó el año 1630. Pasó un mes y un día que tuvo que abandonar la orilla del mar. “Allá queda el pueblo de Caravelí”, exclamó un pescador señalando el lugar. Álvaro, lleno de gozo, miró el lugar señalado e inició el recorrido; como era enero, la lluvia no se dejó esperar. Esta estaba acompañada de truenos y rayos. Álvaro estaba lleno de pánico, sus nervios quedaron casi destrozados. Al llegar a la cumbre de esta cadena de cerros, miró alegremente al Indio viejo. Descendió rápidamente y antes de llegar al poblado se sintió rendido de cansancio. Divisó un frondoso árbol para recostarse debajo; él sacó la imagen de una bolsa, la puso sobre una piedra y junto a ella se recostó para descansar.

Después de algunas horas de sueño, fue a levantarla para seguir avanzando, pero ya no la pudo mover. Por lo que comprendió que había llegado el fin del camino. Esta era la última jornada; según el calendario era el 2 de febrero. Álvaro, lleno de gozo por haber cumplido su palabra de llevarla al pueblo de Caravelí, se sintió realizado. Y por todas las acciones salvadoras por las que había pasado, la llamó “Virgen del Buen Paso”. Álvaro establece celebrar la fiesta de la virgen el día 2 de febrero de cada año.

La fiesta se inicia el 23 de enero con repique de campanas acompañado con cohetes y camaretas que preparaba el Sr. Adolfo Portocarrero. Ya en la noche, 7 p.m., se iniciaba la primera Novena que duraban hasta el día 31 de enero.

El 1 de febrero es la Víspera y el pueblo entero concurría a la iglesia del Beaterio. Pero también llegaban de Lima caravileños que venían en caravana alquilando los ómnibus Santa Clara del señor Huamaní, donde venía además un equipo de fútbol. Todos estos caravileños concurrían a la iglesia donde se llevaba a cabo una misa. Concurrida esta, había camareta y cohetes. Terminada la ceremonia, toda la gente se trasladaba a la Plaza del Carmen que era el lugar donde se realizaba la quema de castillos.

Esta época era muy lluviosa. Las lluvias comenzaban los primeros días de enero, es así que en febrero ya todos los cerros estaban verdes. La plaza del Carmen era una plaza muy acogedora, irradiaba calor. Alrededor de ella vivían familias caravileñas. Generalmente esta plaza servía como cancha de fútbol. Aquí jugaban todos los domingos el Club deportivo la U y el club Obrero. Pero también se realizaban otras actividades: campeonatos de vóley entre el Club Lusitania y el Club Iris; kermeses; corrida de toros, etc.

El día 2 de febrero, después de la misa, la Virgen del Buen Paso salía en procesión hasta la catedral (en la Plaza de Armas), donde se realizaban la misa de fiesta. Al día siguiente, el 3 de febrero, la Virgen salía en procesión rumbo a su iglesia siguiendo un recorrido que ha ido cambiando todos los años.

Los días 2 y 3 de febrero, había encuentros de fútbol entre la selección caravileña versus clubes o selecciones que venían de la Mina Calpa, Atico, Camaná, Yauca y Chala. Hubo alguna vez que vinieron también de Nazca.

Los días 4 y 5 de febrero, había corridas de toros que se realizaban también en la plaza del Carmen. El ruedo se lo hacía con camiones, camionetas y madera. También había baile social con música de Pedrito con su violín y la guitarra con Alfredo o José (los tres eran cieguitos). Ya el año 1959-1960, se hizo con el Pick Up que estaba de moda.

La próxima fiesta de arraigo y recojo era la Fiesta de Pascua y Resurrección. Aquí la catedral con sus grandes altares y las imágenes que había, se adornaba de luto. Había un recogimiento muy cristiano porque era recordar la muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo.

Comenzaba esta con el Domingo de Ramos y continuaba con las procesiones de lunes a viernes. La gente acompañaba con sus velas. Pero lo que más recuerdo y me impactó era cuando Jesús cargaba la cruz ayudado por San Sirineo. Y la Virgen su madre le daba el encuentro. Todo parecía real.

El día viernes, Jesús ya muerto, había el Sermón de las 7 palabras. Ese día nadie podía hablar más de lo debido, no podía cantar ni silbar. Mi padre nos llevaba a la plaza de armas y sentados en una banca, escuchábamos el Sermón de las 7 palabras.

El día viernes a las 8 de la noche, salía el Santo Sepulcro que era un anda muy grande y pesada que era cargada por varones que usaban una vestimenta muy especial de color blanco. Regresaba a la iglesia ya en la madrugada y a las 2 p.m. después de recorrer calles a paso muy lento.

El Sábado de Gloria era el día que esperábamos con mucha tranquilidad y alegría porque sabíamos que el domingo Jesús resucitaría. Esta era una ceremonia muy concurrida y hermosa.

CORPUS CHRISTY: Esta es una fiesta religiosa pagana, es movible ya que puede caer a fines del mes de mayo o los primeros días de junio. Es una fiesta muy alegre y divertida. Son dos santos que llegan de Cahuacho (San Andrés) y Arequipa (San Pedro) al valle de Chuñuño, donde son colocados en sus respectivas andas e inician su entrada al pueblo de Caravelí; en el camino, se encuentran en el Gentilar con San Isidro y Santa Rosita, que baja del Valle de Macha. Los cuatro santos prosiguen acompañados por la gente que va aumentando conforme se van acercando a la ciudad. Llegaban al Alto Molino y bajaban por Colca entrando a la Calle Grande de Caravelí. Los santos van acompañados por una gran multitud y una banda de música con instrumentos de tambor y quenas que entonan una música muy especial que da origen al baile de las vacas.

Ya en la Calle Grande y la calle Alfredo Palacios, se encuentran con Santo Domingo que viene del valle de la Huarca también acompañado por gente muy joven.

Hay que indicar que Caspaya es una hacienda donde se produce la uva y se elaboraba el vino, pues en el trayecto la gente viene libando este néctar que alegra.

El encuentro de Santo Domingo, que viene de Caspaya, con los santos que vienen de Chuñuño es un encuentro muy ameno y jocoso, ya que al momento de saludarse se le daba cierta interpretación. Comenzaba el saludo de San Pedro con Santo Domingo que era muy cordial y respetuoso e igual con San Andrés. Pero el saludo de Santo Domingo con San Isidro era muy especial, ya que este era un amigo muy especial de Santa Rosita. Y Santo Domingo que venía con sus copitas lo consideraba a San Isidro su rival, es así que al saludarse este no era como los anteriores sino que era cabeza con cabeza. Ni qué se diga cuando Santo Domingo saludaba a su amor platónico Santa Rosita: el saludo era muy especial y galante.

Terminados los saludos, subían a la Plaza de Armas donde en cada esquina había grandes altares adornados con espejos, alhajas e igual arcos llenos de flores. Los santos daban una vuelta completa a la plaza e ingresaban a la catedral para que al día siguiente salgan en procesión acompañados de San Pedro, quien les había dado la bienvenida.

La procesión, que se realizaba al día siguiente, salía de la catedral a las 4 p.m. y recorría altar por altar donde se les rendía homenaje como he dicho anteriormente; estos altares eran inmensos, cubrían las dos esquinas y estaban bien adornados. Cada uno de estos altares tenía un mayordomo que daba la bienvenida a los santos. Y una vez terminada la procesión en cada altar, el mayordomo ofrecía a los fieles comida y licor que duraba unas 2 o 3 horas.

Al día siguiente, San Pedro se despedía de los santos en la catedral, volviendo cada uno de ellos a su lugar de origen: Santo Domingo a Caspaya, San Isidro al Gentilar, Santa Rosita a Macha, y San Pedro y San Andrés a Chuñuño.

Es muy conocido que, a la semana siguiente, tanto en el Gentilar como en Chuñuno había corrida de toros.

Comentarios

  1. Emocionada hasta las lágrimas, de como narra mi querido hermano sus vivencias en su infancia en nuestro querido Caraveli,hermoso y que tal memoria, siempre le gustó leer y escribir. Como te dejas extrañar hermanito siempre vives en mis recuerdos y corazón ❤️❤️

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  2. Yo también me emociono evocando mi infancia junto a mis padres en mi hermosa tierra caravileña, especialmente

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  3. Nuevos saludos desde Australia, Jorge, y ahora para agradecerte las históricas líneas presentadas para ilustrarnos algo del pasado de nuestro querido Caravelí. Se las voy a leer a mi madre, quien reside en casa de retiro, estoy seguro q le van a traer muchas memorias. No pares de volcar tu memoria de todo lo q nos puedas contar sobre nuestra ciudad de nacimiento, Gracias. PGMH

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