20 de febrero del 2019
El amigo Mario Casas, hace algunas semanas, hizo una excelente presentación de las playas que tiene la provincia de Caravelí a lo largo de su extenso litoral, así como un comentario muy prolijo y sobrio sobre el huarango en extinción; gracias a este comentario las autoridades pertinentes están tomando acciones, lo cual es muy loable.
Me permito agregar algo que viví y observé.
El huarango es una planta que en Caravelí se reproduce y crece sola, no tiene cuidado alguno; esta crecía en todo sitio, sobre todo a lo largo de la orilla del rio Caravelí, así como en las pampas antes de llegar a la Huarca hasta la Angostura.
Mi padre don David Rodríguez en el cerco de San Isidro tenía tres niveles: en uno de estos sí cultivaba el huarango, decía, para que dé sombra, como alimento (la vaina), para leña y otros usos y como protección en los cercos por sus espinas. Estos árboles eran abundantes, frondosos y de gran tamaño, debido a que en esos años en Caravelí llovía bastante y estos se reproducían solos. En esos años, estas lluvias permitían que los cerros se cubrieran de verde donde florecían los cardos que daban las pitajayas.
El río de Caravelí crecía con las aguas que caían por las quebradas de Chuñuno, Macha, el Amargozo y la Yesera. Al término de estas en el río brotaban los puquiales.
Desde los años 60 las lluvias son esporádicas o han desaparecido, lo que ha contribuido creo a que el huarango no siga reproduciéndose, aparte de lo señalado por el amigo Mario Casas, "la tala indiscriminada", que está permitiendo su extinción.
El regreso de las lluvias hará que lo huarangos nuevamente muestren su frondosidad y verdor.

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